Decía el poeta italiano, Dante Alighieri, que “el vino siembra poesía en los corazones”. Lo cierto es que muchos han sido los poetas, literatos y escritores que han dedicado poesía, odas y canciones a esta bebida ancestral. Hoy, también lo hacen los científicos. Seguro que has oído alguna vez eso de que tomar una copa de vino al día ayuda a tu salud cardiovascular. ¿Sabías que esta afirmación tiene su origen en la “paradoja francesa”? Se trata de un estudio publicado en 1992 en el que se evidenciaba un sorprendente bajo riesgo de enfermedades cardiovasculares entre la población francesa, en relación a otros países occidentales, a pesar de caracterizarse por llevar una dieta rica en grasas saturadas. La respuesta parecía estar en el consumo moderado y frecuente de vino.
Hoy siguen siendo muchos los estudios científicos que han tratado de demostrar tal afirmación. De hecho, la SENC (Sociedad Española De Nutrición Comunitaria) incluye, al margen de la pirámide, y con la etiqueta de «consumo opcional, moderado y responsable en adultos», las bebidas fermentadas, con un icono que hace referencia al vino.
Y, ¿qué se entiende por consumo moderado? Los científicos promueven entre 10 y 30 gramos cada día, equivalente a una copa en mujeres y dos en hombres, según la Organización Mundial de la Salud. Además, desde el punto de vista vascular, su consumo se recomienda con acompañamiento de alimentos y especialmente a partir de los 50 años y en mujeres, y salvo contraindicaciones. Los ponifelones que contiene el vino, tras el procesado de la piel y las semillas de la uva, son los responsables. Estos antioxidantes naturales son los encargados del color, el sabor y los efectos beneficiosos para nuestra salud, entre ellos, los antioxidantes. Además de proteger nuestro corazón, reducen el colesterol malo, aumentan el bueno y previenen la formación de coágulos en la sangre. Y es que la graduación alcohólica, acompañada de los polifenoles, actúa como dilatador arterial, facilitando la circulación sanguínea. ¡Si ya lo dijo Dante!
Lo cierto es que, además de sembrar poesía en los corazones, el consumo del vino, asociado a una celebración en familia, en pareja o a una comida en compañía de amigos, siempre es motivo para alegrar el alma.