¿Te han dicho alguna vez, “es que comes por los ojos”?
Pues en esta afirmación hay algo de cierto, porque a la hora de elegir qué es o no apetecible, nuestro cerebro es el que manda, se podría incluso decir que es realmente nuestro paladar. Pero atención, que los primeros que entran en juego a la hora de comer, son nuestros ojos, la vista para ser exactos, ella es la encargada de enviar la información a nuestro cerebro, y los colores van a tener mucho que ver, y no es algo actual, es desde que el hombre es hombre.
El color proporciona mucha información al cerebro sobre los alimentos, el cual, tras llegarle la imagen la decodificará, la archivará y posteriormente buscará y la relacionará con lo ya archivado sobre si es o no bueno, predisponiéndonos a querer comerlo. Motivo más que suficiente para apostar por platos llenos de color en la cocina, que además sumen sabor.
La cocina mediterránea, además de múltiples beneficios, está llena de color
La cocina mediterránea está llena de ventajas para la salud, y la mayoría de ellas ya son de sobra conocidas, pero además, si hay algo que no falta es color proveniente de una gran cantidad de verduras, pescados, salsas, carnes y frutas, y todos ellos influye en el apetito.
El rojo, uno de los colores infalibles y de los que más estimula el apetito, llegando a elevar hasta el ritmo respiratorio. Es en definitiva una gran inyección de energía.
El verde, sin duda emblema de una dieta saludable, por ello los platos en los que está presente este color, nos transmiten una confianza especial.
El color verde, emblema de la dieta saludable
El naranja, este hace que nuestro cerebro se muestre más despierto, favoreciendo el aumento de la actividad mental.
El amarillo capta nuestra atención rápidamente y hace que nos sintamos más alegres.
El azul, el color de la calma y la tranquilidad pero por no ser uno de los más presentes en los alimentos naturales, puede actuar como supresor del apetito.
En ‘La Mafia se sienta a la mesa’ apostamos por la calidad en cada uno de los platos, y siempre siendo fieles a todos aquellos detalles que hacen que te sientas bien, entre ellos, el color.