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Cómo conseguir un risotto auténticamente italiano

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No hay país en el mundo que no tenga una receta tradicional para cocinar el arroz. En Italia, decir arroz es decir risotto y en La Mafia se sienta a la mesa, decir risotto es uno de los muchos caminos que en nuestros locales conducen al delirio gastronómico. En nuestra carta te proponemos cinco recetas diferentes: Di mejillones, Di formagio, Carbonara, Tartufata ibérico, Mare e Monti y Boletus. ¡Te será difícil decantarte por uno de ellos!

¿Qué tiene de especial el risotto que tanto enamora? Se trata de una forma de elaborar el arroz originaria de la zona noroeste del país, que consigue un arroz cremoso o meloso en su exterior y un interior al dente. ¿Quieres saber cómo lograrlo? ¡Te desvelamos el secreto mejor guardado de la auténtica mamma italiana!

  1. La textura. Lo más importante en un risotto es conseguir un arroz meloso y al mismo tiempo al dente. Para ello, es necesario que el arroz vaya liberando el almidón lentamente. ¿Cómo conseguirlo? Con cariño y dedicación, como la mayoría de las cosas. Para hacer un risotto auténticamente italiano el caldo se añade cazo a cazo, conforme el arroz va “pidiendo” más líquido. Por ello, si quieres un buen risotto, ármate de paciencia y vigílalo bien de cerca. ¿Demasiado esfuerzo? En absoluto. En La Mafia se sienta a la mesa te garantizamos que el trabajo merece la pena.

Risotto Tartufata ibérico de La Mafia se sienta a la mesa

  1. Tipo de arroz. En España, el risotto se suele elaborar con la variedades Carnaroli o Arborio, ya que son más fáciles de conseguir que las que originariamente se utilizan en Italia (Baldo, Maratelli o Padano). ¿Qué tienen en común estos arroces? Su facilidad para absorber el líquido y la capacidad de liberar almidón, imprescindibles para conseguir un risotto meloso.
  2. Mantequilla y parmesano de calidad. No es que sea lo ideal para la operación biquini, pero sin una buena dosis de mantequilla y parmesano no conseguirás un risotto de altura. Un poco de ambos ingredientes serán suficientes, ¡pero no olvides añadirlos justo antes de servir!

¿Laborioso? Puede ser. Pero permítenos recordarte el famoso “Roma no se hizo en un día” o el más castizo “No se ganó Zamora en una hora”, y entenderás que para afrontar una tarea de este nivel, la constancia y la perseverancia son dos requisitos indispensables. ¡Manos a la obra!