Cuando vamos a un restaurante, pedir un vino para acompañar una comida o cena es una práctica muy habitual. Hay quien tiene en cuenta el maridaje perfecto para cada alimento, y hay quien simplemente se decanta por el caldo que más le gusta o le apetece en ese momento. Tinto, blanco, rosado… para gustos, los colores. Pero lo que sí es una verdad universal, y una práctica que debe seguirse a rajatabla, es la temperatura a la que se debe servir cada vino.
En La Mafia se sienta a la mesa se tiene muy en cuenta este detalle, ya que un gran vino puede convertirse en un absoluto desastre si no se sirve a la temperatura adecuada. Por eso, cuentan con vinotecas climatizadas que garantizan la temperatura de consumo perfecta para cada vino. Así, cuando el cliente solicita un caldo para su comida o cena, se le sirve listo para disfrutar de todas sus propiedades y de su sabor. Sin embargo, a lo largo de la velada existe la posibilidad de que la temperatura ambiente varíe las condiciones del vino y este se caliente, bien porque estamos en una terraza con mucho calor, porque la temperatura exterior es superior a la del vino y entre copa y copa cambia su temperatura… Así que repasamos cuáles son las temperaturas idóneas de consumo de los vinos en los restaurantes, y damos algunos consejos para que, si vas a un restaurante, puedas disfrutar del vino exactamente en su punto.
- Vinos tintos
Los vinos tintos tienen una temperatura de consumo de entre 14 y 16º. No confundir con temperatura ambiente, ya que esto puede suponer un grave error. La temperatura ambiente en según qué época del año puede coincidir con este rango de 14 a 16º, pero en verano la temperatura ambiente puede ser del doble; o en invierno, de la mitad. Si el tinto supera esa temperatura no debe darnos pudor pedir un enfriador o una cubitera siempre que se trate de un vino joven. Eso sí, conviene tener en cuenta que hay un tipo de vino que es mejor no introducir en cubitera, y es más conveniente el enfriador, que enfría lentamente: el tinto de larga crianza. Un golpe rápido y fuerte de frío como el de una cubitera puede modificar negativamente su sabor y hacer que pierda algunas de sus propiedades. Por ello, otra opción es, tras servir una o dos copas de vino y detectar que la temperatura del vino está aumentando, solicitar al establecimiento que lo introduzca en un enfriador o de nuevo en la vinoteca climatizada durante el tiempo necesario para que vuelva a estar listo para el consumo.
- Vinos blancos
La temperatura a la que deben servirse y consumirse los vinos blancos, como el vino moscato, es mucho menor que la de los tintos. En este caso, hablamos de una franja de entre 4 y 6º. Sin embargo, tampoco hay que abusar del frío, ni mucho menos pensar que un vino muy, muy frío, por debajo de esta temperatura, estará mejor por el hecho de estar ‘fresquito’.
De hecho, un vino demasiado frío pierde muchas de sus propiedades organolépticas en cuanto a aroma y sabor, principalmente. Por lo tanto, un vino excesivamente frío no nos permitirá disfrutar de su esencia y notaremos menos su sabor, algo nada positivo.
- Vinos rosados
La temperatura de consumo de los vinos rosados, como algunos tipos de vino lambrusco, es similar a las de los blancos, y podemos extrapolar lo mismo que hemos mencionado con este tipo de caldos. Nevera, sí, pero sin abusar del frío puesto que si no, estaremos ante un vino rosado más insípido y menos aromático.
Esperamos que estos consejos y recomendaciones os ayuden a disfrutar de este producto, el vino, de la mejor de las maneras en cualquier comida y cena. Y como cantan en la campaña argentina en homenaje a esta noble bebida: “¡Salud! El vino nos une”.
Ignacio Lázaro
Comunicación y marketing en Bodegas Care