En La Mafia se sienta a la mesa adoramos los spaghettis. Un alimento versátil, que admite cientos y cientos de preparaciones: el único límite lo pone tu imaginación. Desde unos simples spaghettis al aglio hasta las recetas más elaboradas, este tipo de pasta, fue, es y será uno de los manjares preferidos en todo el planeta. El cine, fiel reflejo de las costumbres y pasiones humanas, ha mostrado en infinidad de ocasiones la felicidad indescriptible que produce comerse un buen plato esta deliciosa pasta. Seguro que te vienen a la memoria cientos de escenas. A nosotros, nos enamoran éstas.
- Jack Lemon escurriendo spaghetti con una raqueta.
En El Apartamento, del inmortal Billy Wilder, Jack Lemon encarna con maestría a un soltero que cede su pequeño apartamento a los jefes de la empresa para la que trabaja. Coincidirás con nosotros: no hay soltero que se precie que no recurra a la pasta con frecuencia y en esta película, Lemon nos regala una de la que para nosotros es una escena cumbre del séptimo arte. ¿Cómo olvidar a Lemon escurriendo los spaghettis con una raqueta de tenis? Impagable. Aun así, no lo imites en casa, ¡pobres spaghettis!
- La Dama y El Vagabundo: el plato de spaghetti más romántico de la historia del cine.
No mientas. Has soñado más de una vez con esta escena. Compartir un rico plato de spaguettis con albóndigas, disfrutarlo como si el tiempo se hubiera detenido y sellar la escena con un tierno beso en los labios. Es verdad: en La Mafia se sienta a la mesa somos unos románticos, por ello te invitamos a emular la escena en uno de nuestros locales. Pide nuestros Bucatini con Albóndigas trufadas para compartir, y degústalos al más puro estilo de La Dama y el Vagabundo. Vence tu timidez, ¡nosotros ponemos la música!
- Los spaghetti Clemenza de El Padrino.
¿Quién no recuerda la escena de El Padrino en la que Peter Clemenza, uno de los sicarios de los Corleone, enseña a Michael Corleone a hacer la exquisita salsa de tomate con albóndigas y salchichas? “Fíjate”, le dice Clemenza a Corleone: “Primero echas un poco de aceite, luego fríes un ajo y después echas bastante tomate y lo rehogas todo, luego echas tus salchichas y tus albóndigas y añades vino y un poco de azúcar. Es mi truco”. Magistral. Para la mafia, un buen plato de pasta resulta tan irrenunciable como el honor.
- Unos cordones a modo de spaghetti en “La Quimera de oro”.
Cierto, no son spaghetti, pero Chaplin degusta los cordones de sus botas como si de un exquisito plato de pasta se tratara. En “La Quimera de Oro”, el entrañable Charlot es de nuevo ese vagabundo que dirige sus pasos hacia Canadá para probar suerte con la llamada fiebre del oro. A la hora de cenar, el hambre se impone y Charlot no duda en poner a cocinar uno de sus zapatos. Mediante un magistral y divertido ceremonial, Charlot adereza el zapato para luego degustarlo. Una escena que permanecerá para siempre grababa en nuestra retina.
Charlot degustando los cordones de su bota como si fueran spaghettis
Seguro que han venido a tu mente muchas más escenas. ¿Las compartes con nosotros?